martes, 22 de noviembre de 2011

Masoneria en Necochea

13 de noviembre de 2005

Masonería en Necochea

-"¿Pues no es la beneficencia mutua nuestro objeto?"
-"Seríamos ridículos si sólo para eso nos rodeáramos de símbolos y misterios".
-"¿Cuál es entonces nuestro secreto?"
-"Es inviolable por su naturaleza y se conserva hoy tan puro como cuando se encontraba en los Templos de la India, la Samotracia, del Egipto y de la Grecia. El que no estudia cada uno de nuestros tres grados, no comprende bien sus símbolos y explica su oculto significado, podrá vanagloriarse con los títulos pomposos de Maestro, hacer señas más o menos extravagantes y pronunciar palabras judío-bárbaro-helénicas; pero no será nada ni sabrá nada que ignore cualquiera de mediana educación..."

Este interrogatorio, que pertenece al Instructivo del Aprendiz de la liturgia masónica, y que debe responder aquel que quiere ingresar a la hermandad, es un ejemplo del cuidado con que los masones preservan sus enseñanzas, a pesar de que según sus estatutos, son una institución pública legalmente constituida.
De allí que en la actualidad, siguen tejiéndose fábulas y mitos alrededor de esta agrupación y, por extensión, sobre la fundación de Necochea que, según la historia lugareña, recibió el impulso de la masonería.
Aunque la primera iniciación de la logia masónica El Sol Argentino del Valle del Quequén se realizó el 15 de noviembre de 1900, diecinueve años después de la colocación de la piedra fundamental de la ciudad de Necochea, tradicionalmente, siempre se ha relacionado a los fundadores de nuestra ciudad con esa sociedad secreta.
La relación se puede probar simplemente leyendo el acta de fundación, donde se invoca "el nombre del GADU, fuente de todo poder y de todo progreso".
Como ya se explicara en una nota publicada en este mismo suplemento el 18 de febrero de 1996, titulada "Masones en Necochea", GADU es la sigla de Gran Arquitecto del Universo, nombre que los masones le dan a Dios.
Angel Murga, hoy considerado oficialmente fundador de la ciudad, había sido iniciado en la masonería antes de instalarse en Cristiano Muerto, donde fue comandante de la Guardia Nacional.
E
n aquella época, grandes personajes de la realidad nacional estuvieron relacionados a la masonería: José de San Martín, Manuel Belgrano y Faustino Sarmiento, fueron los más populares. Pero también políticos que incidieron en la historia de la provincia Buenos Aires y de Necochea, como Aristóbulo Del Valle y José Hernández, ambos iniciados y diputados que impulsaron el proyecto de Murga.
Entre los legisladores que apoyaron esta iniciativa se encontraba Enrique P. Moreno (iniciado en 1869 y que mas tarde ostentaría el grado 33, el más alto de la masonería argentina), a quien secundan Carlos Alfredo D'Amico (el argentino que casi llegó a presidente de México y Gran Maestro del Gran oriente del Rito Argentino); Juan Coquet (otro hermano que también firma con tres puntos) y Federico de la Barra (Venerable de la Logia Unión).

La masonería

Según un folleto de
la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, "la masonería es una institución esencialmente filosófica, filantrópica progresista".
Allí se la define como una sociedad iniciática, "cuyo secreto consiste en reservar el conocimiento de los ritos y ceremonias a los iniciados", porque se trata de "un método de perfeccionamiento espiritual".
Sus miembros sostienen que no es una sociedad secreta "en cuanto a la institución legalmente constituida; las autoridades argentinas le tienen concedida la personería jurídica desde el año 1879, y sus fines son igualmente conocidos por cuanto están enumerados en os Estatutos aprobados por el Gobierno de la Nación y ampliamente difundidos en diccionarios, enciclopedias y publicaciones históricas".
Según la tradición, la palabra Francmasonería deriva del francés "franc" (franco, libre), "masón" (albañil). Los ritos escoceses, la francmasonería es "un hermoso sistema de moral revestido de alegoría e ilustrado con símbolos". Y "una ciencia que se ocupa de la investigación de la verdad divina".
Muchos aseguran que la francmasonería nació el 24 de junio de 1717, ya que el mismo día, pero de 1917 las logias de todo el mundo celebraron el bicentenario de la sociedad. Sin embargo, el verdadero origen es desconocido.
Algunos creen que en el año 926, en la provincia inglesa de York, se formó una asociación de albañiles que estaba exceptuada de pagar impuestos. De allí la francmasonería habría tomado símbolos de la albañilería. El estatuto de esta sociedad prohibía que sus miembros divulguen sus secretos profesionales.
De acuerdo a este último precepto, los miembros no deben revelar por ninguna razón los sucesos que ocurran en sus reuniones. Esto llevó a los antimasones a preguntarse ¿por qué, si decían que el fin de su asociación era la filantropía y la fraternidad universal, ocultaban sus ritos? ¿No serían otros sus propósitos?
Otro de los principios es la universalidad. De acuerdo al mismo el masón debe ser hermano del masón, aún en tiempos de guerra. Masonería y patria son antagónicas, por lo cual la patria se desvanece. De allí que muchos han tomado este precepto como un rasgo comunista.
Debido a que no adhiere a ninguna religión, la Iglesia la condenó mediante las bulas de Clemente XII (1738); Benedicto XIV (1751); Pío VIII (1821) y León XII (1825).

Entre luces y sombras

Aunque durante años se ha mitificado a la masonería necochense como un grupo oscuro de individuos que trabajó desde las sombras para la fundación de la ciudad, las evidencias históricas existentes parecen contradecir esta idea.
Según la historia local, el 12 de octubre de 1881, día soleado y ventoso, se realizó la ceremonia oficial de fundación de la ciudad y mientras se desarrollaba una fiesta popular con baile, asado con cuero y cohetes, se redactó el acta.
El hecho de que haya sido firmada a plena luz del día y ante toda la comunidad, parece desmentir el carácter de secreto en que se movía los masones locales, que hacen clara referencia a su condición de tal en la misma acta, ya que incluso firmaron utilizando símbolos de masónicos.
Además de Murga, también firmaron los Segundo Murga, Francisco Baño, Pedro Iraola y Román De Lucía, todos reconocidos como masones.
El acto se desarrolló donde hoy se encuentra el monumento al General Necochea, donde Benedicto Calcagno (también iniciado en la logia local), había colocado el mástil del velero El Filántropo, naufragado en Médano Blanco 10 años antes.
Una acuarela del arquitecto Román De Lucía (hijo), representa a Calcagno sosteniendo un mojón en cuya tablilla superior se destaca la sigla GADU.

Masones en Necochea
Según el historiador Egisto Ratti, la masonería tuvo una gran influencia en el crecimiento de la ciudad. En 1883 habrían tenido participación en la creación del primer Consejo Escolar.
Ese mismo año Julio Rasmussen y otros daneses, todos relacionados a la logia local, introdujeron los primeros elementos mecánicos en la agricultura. Incluso el primer médico con el que contó la ciudad, Angel Santos, registraba antecedentes masónicos antes de llegar a Necochea.
La Sociedad Española, la Italiana y la Francesa contaban entre los miembros de sus comisiones directiva a destacados masones, como Luis Arigotti, Martín Yrigoyen, Pedro Alvarez, Facundo Lugones, Francisco Martucci, Ignacio Tellechea, Hilario Laborde, Lorenzo Bozzo, Andrés San Pedro, Donato D'Angelo, Juan Marino, Francisco Sassaroli, Rafael Giusti, Pedro Dofour, Agustín Guillot y Germán Wellhs, entre otros.
De acuerdo a la misma fuente, fueron los masones quienes donaron el terreno donde se construyó el edificio de la Sociedad de Beneficencia. También habrían intervenido en la creación del puerto de cabotaje, en la instalación de teléfonos, luz eléctrica, tranvías, la construcción del Palacio Municipal, la ampliación de la red ferroviaria y la fundación de los pueblos del interior del Partido.
No es extraño que haya sido así, ya que los más destacados hombres de la ciudad, aquellos con influencias y recursos para impulsar el desarrollo local, era masones.

Oscuridad
El carácter abierto y público de la masonería en Necochea también parece evidenciarse en el hecho de que durante la inauguración de la sede de la logia local, en la calle 57 entre 62 y 64, el diputado Alfredo Palacios ofreció una conferencia sobre el divorcio.
La presencia de un personaje de tales características en nuestra ciudad debió atraer no sólo a los masones.
Sin embargo, con el paso de los años, se ha creado entorno a los masones un aura de misterio y muchos los imaginan como un grupo de conspiradores, que sólo podían reconocerse mediante el uso de algunos discretos símbolos, saludos y códigos secretos.
Pero lo cierto es que la mayoría de sus obras eran cotidianas, como pagar los entierros de personas sin parientes, confraternizar con tripulaciones de barcos extranjeros o intervenir para conservar la moral pública, por ejemplo, oponiéndose a la apertura de prostíbulos.
Sin embargo, la libertad en la que vivían pareció llegar a su fin en septiembre de 1930, cuando el un párroco, declarado antimasón, hizo detener a todos los miembros de la logia y confiscar los documentos.
La documentación habría quedado destruida luego de permanecer a la intemperie en la comisaría local, según algunas fuentes. Sin embargo, hay quienes sostienen que antes del cierre de la logia los papeles fueron trasladados a Lobería.
"En épocas de cruenta persecución que en algunos países se ha lanzado contra la Masonería, es lógico que se hayan constituido grupos de masones discretamente reservados, lo mismo que hicieron los cristianos perseguidos por el Imperio Romano. Sin embargo, no es esta la verdadera motivación del llamado secreto masónico. Ese se refiere al estudio e interpretación de los símbolos y ritos de la Orden, de los cuales surge la utilidad de los trabajos realizados en las Logias", según explica el folleto de la Gran Logia de la Argentina. 
Si bien en los últimos años los masones volvieron a nuestra ciudad y en algún momento se habló de reorganizar la logia necochense. Sin embargo, para la comunidad, esta entidad aún aparece cubierta por un halo misterioso.


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Los Masones en Necochea  
Los miembros de la masonería indudablemente intervinieron en forma decisiva en la fundación de Necochea. El gran escritor José Hernández fue protagonista activo de este proceso. El destino del Acta Fundacional.  
José Hernández, el autor del Martín Fierro, como parlamentario debió invertir mucha persuasión, documentación y transacciones políticas para respaldar jurídicamente la fundación de Necochea. Hernández fue un político de origen federal pero no rosista, que en su vida privada y como medio de vida se dedicó a la comercialización de ganado y compra-venta de campos. Se carece no casualmente de otras informaciones colaterales que servirían para  completar una cabal imagen de tan argentinísimo ciudadano.Como sobrino de Juan M. de Pueyrredón fue parcialmente heredero de alguno de sus campos. Desde niño se ocupó de las faenas rurales donde aprendió a conocer los gauchos, aquellos que iban quedando como saldo del alambrado y propietarización oligopólica del campo. Sirvió en el ejército alcanzando el grado de capitán.  Hizo periodismo que se podía ejercer en esa época, sin estar supeditado ideológicamente al empresario editor.

José Hernández, funcionario público

Al producirse el conflicto entre
la Confederación y el Estado de Buenos Aires, defenderá la unidad nacional. Luego será el primer taquígrafo en el país, cargo que desarrollará en el Congreso de
la Confederación. Más tarde fue nombrado como  ministro de gobierno en
la Provincia de Corrientes. Su pasión por conocer otros pueblos lo llevará al Brasil, desde donde volverá al tiempo para desempeñarse como parlamentario bonaerense, lo que no le fue suficiente para sus energías creadoras puesto que integrará también el Consejo Nacional de Educación y luego del Banco Hipotecario.Algunos historiadores afirman que la ciudad capital de
La Plata, debe su nombre a él y otros pocos historiadores lo nombren como el autor de la vida del Chacho Peñaloza, cuya vida y muerte en la realidad, tanto dependió de las furias represivas de Sarmiento y Mitre.

También masón

Recordando que el hilo de nuestra historia es la masonería debemos decir que Hernández fue iniciado en
la Logia Asilo del Litoral N*18, el 28 de agosto de 1861 y fue elegido secretario al año siguiente. En Corrientes, en el año ´67 integrará
la Logia Constante Unión N*23 y luego llegará al cargo de Maestro en el ´69. Diez años después, en Buenos Aires se incorporará a
la Logia Obediencia en la que militó  hasta su deceso, siendo proclamado pocos meses antes Miembro Libre de
la Orden por haber cumplido un cuarto de siglo de militancia masónica. En el escocismo ostentaba el grado 32* (el máximo era y sigue siendo el 33*). Y entre los honoríficos cargos (muy abundantes en toda la masonería) que le diera
la Gran Logia de
la Argentina fue el de Primer Gran Vigilante en el período 1880-1881.

La fundación de Necochea

Es hora que los necochenses comencemos a pensar en qué medida la fundación de su pueblo se lo deben a los masones, por lo menos en la imprescindible autorización parlamentaria en donde varios legisladores eran tan masones como los que en el orden local firmaron el acta de fundación. Tomemos en cuenta que en 1879 el poeta legislador presentó una iniciativa, complementaria de otras leyes anteriores, proponiendo la interpelación al ministro de gobierno, por la paralización o lentitud de la gestión fundadora. Aunque el proyecto quedaría luego sin efecto, el amago seguramente sirvió para destapar los intereses contradictorios que se daban entre los propietarios de las tierras que debían expropiarse a los efectos de consumar la pretendida fundación. Seguramente, las amenazas de interpelación y los tan secretos saludos inter-masónicos, dieron finalmente los resultados tan deseados por De
La Canal y sus convecinos regionales. En agosto del ´79 el cuerpo legislativo libra el siguiente despacho: “A
la Honorable Cámara de Diputados: Vuestra Comisión de legislación ha estudiado el proyecto presentado por el señor diputado Hernández sobre formación del pueblo de Necochea y os aconseja lo sancionéis por las razones que expondrá el miembro informante”. El proyecto en cuestión dice: Art.N°1: Autorízase al Poder Ejecutivo para cubrir con  Rentas Generales el valor de los terrenos que deben expropiarse para la formación del pueblo Necochea con arreglo a la ley del 20 de septiembre de 1878″. Los próximos artículos hablan de la ubicación, cantidad posible de hectáreas, y los aspectos financieros propios de la operación que no fue de sencilla consumación pues la perimetración de la ciudad, la expropiación y su posterior loteo y venta dio paso a una serie de intereses encontrados que sólo pudieron amenguarse entrado el siglo XX.

El Acta Fundacional

El Acta de Fundación de la ciudad está rubricada con nueve apellidos y por lo menos una de las firmas lleva los tradicionales tres puntos masónicos, lo que dio pie a una leyenda en la cual se discutía el grado y alcance de la masonería en la fundación de la ciudad, ciudad al parecer mal encuadrara, puesto que una de sus esquinas resultó sumergida en las aguas del Quequén.
La leyenda masónica de dicha fundación produjo con el tiempo nefastas reacciones tardías, pues ese valioso documento del acta fundacional había sido resguardada y archivada por
la  Logia Sol Argentina que funcionaba en nuestra ciudad en la calle 57 entre 62 y 64, sin que fuera en ese entonces un secreto para nadie. Pues bien , los golpistas locales del 30 se encargaron de saquear los bienes muebles de la sede masónica, arrojando a la calle gran parte de ellos y otros fueron a parar a las caballerizas de
la  Comisaría. Algún ordenado y prolijo policía dispuso colocar a granel tanta papelería suelta en un barril depositados al final en una galería que daba luz a los calabozos donde unos cuantos radicales Yrigoyenistas estaban detenidos  en precaución de que fueran a reaccionar contra el golpe fascista del general Uriburu. Como no se dio la temida reacción que sólo llegó a la abstención electoral, los conservadores que entraron a gobernar en la década siguiente, por suerte para la historia y sus historiadores, se les ocurrió pasar tanto papel  aglomerado a
la Municipalidad para que los cremaran o les dieran el destino que mejor les pareciera. Por suerte otra vez, la curiosidad de algún empleado sobre un libro tipo comercial evitó la pérdida del documento. El libro se rescató y se pudo desglosar sana y salva aquella Acta que tanto tiempo había permanecida dormida en el seno de una Logia, hoy totalmente desaparecida
Prof. Oscar Aramburu

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